Los observatorios en España
A raíz del anuncio del Gobierno de España de la creación de un Observatorio de la Vivienda Turística en España, me he planteado su utilidad y convivencia con el actual Observatorio de la Vivienda y Suelo. ¿Realmente es necesario o será otro plan cuyo coste nunca verá una rentabilidad?
Vamos a analizar en detalle cómo funcionan los observatorios en España, cuántos existen y qué función realizan. España ha desarrollado en las últimas décadas una proliferación masiva de observatorios públicos y público-privados. Actualmente, según el meticuloso trabajo del Observatorio de los Observatorios Públicos de España, iniciativa del ingeniero Jaime Gómez-Obregón, existen catalogados aproximadamente más de 400 observatorios en todo el territorio nacional. Esta cifra, que no deja de crecer, nos sitúa ante un ecosistema institucional complejo que merece una reflexión sobre su razón de ser, su efectividad y su verdadero aporte a la sociedad.
La naturaleza y función de los observatorios
Los observatorios sociales e institucionales nacieron como estructuras diseñadas para la recopilación sistemática de información sobre un sector específico, el diagnóstico de su situación, la previsión de su evolución y la producción de informes que fundamenten la toma de decisiones ante las demandas de ese sector. En esencia, un observatorio debe actuar como productor de conocimiento, centralizador de datos, instrumento de diagnóstico y herramienta de anticipación.
La consolidación de este concepto se ubica en los años sesenta del siglo pasado, pero ha sido en las últimas dos décadas cuando España ha experimentado un auténtico estallido en la creación de estos organismos. Este fenómeno responde, al menos en teoría, a la necesidad de abordar de manera transversal y basada en evidencias los complejos problemas que enfrenta la sociedad actual.
La diversidad temática de los observatorios españoles es verdaderamente asombrosa, por no decir otra cosa. Desde los más esperables hasta los más insólitos, estos organismos abarcan prácticamente todos los ámbitos de la acción pública y algunos más.
Distribución de observatorios por área temática en España
Tabla 1: Distribución de observatorios por área temática en España
| Área temática | Número de observatorios | Porcentaje (%) |
|---|---|---|
| Salud y sanidad | 11 | 11.3 |
| Igualdad, género y diversidad | 9 | 9.3 |
| Infancia, juventud y familia | 8 | 8.2 |
| Trabajo, empleo y economía | 7 | 7.2 |
| Educación y cultura | 7 | 7.2 |
| Medio ambiente y cambio climático | 7 | 7.2 |
| Tecnología y digitalización | 6 | 6.2 |
| Vivienda y urbanismo | 5 | 5.2 |
| Agricultura, alimentación y sector primario | 5 | 5.2 |
| Demografía y despoblación | 5 | 5.2 |
| Seguridad, justicia y transparencia | 5 | 5.2 |
| Discapacidad y dependencia | 4 | 4.1 |
| Turismo | 4 | 4.1 |
| Energía | 4 | 4.1 |
| Inmigración y diversidad cultural | 4 | 4.1 |
| Transporte y movilidad | 3 | 3.1 |
| Ciencia e innovación | 3 | 3.1 |
En el área de salud y sanidad, encontramos observatorios como el de Salud de las Mujeres, cuyo objetivo es disminuir las desigualdades de género en salud mediante la generación y difusión de conocimiento, o el pionero Observatorio de Salud y Cambio Climático, creado en 2024 como órgano colegiado interdisciplinar para abordar transversalmente el impacto del cambio climático sobre la salud. También destaca el recién creado Observatorio contra el Fraude y la Corrupción Sanitaria, cuya creación en marzo de 2024 motivó irónicamente la fundación del Observatorio de los Observatorios que hemos mencionado al inicio de este análisis.
En materia de igualdad, género y diversidad, España cuenta con una extensa red que incluye el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, creado como órgano colegiado interministerial para el asesoramiento y evaluación en políticas contra la violencia de género, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Poder Judicial, fundado en 2002 para promover iniciativas desde la Administración de Justicia, y múltiples observatorios autonómicos y locales contra la LGTBIfobia.
El ámbito de infancia, juventud y familia también cuenta con representación significativa. El Observatorio de la Infancia de España trabaja en red para promover y defender los derechos de la infancia y la adolescencia, realizando investigación y colaboración interinstitucional. Cada comunidad autónoma dispone además de su propio observatorio de infancia, lo que plantea interrogantes sobre coordinación y posible duplicidad.
Distribución porcentual de observatorios por área temática
En trabajo, empleo y economía, el Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo, fruto de la colaboración entre Sagardoy Abogados, BBVA Research y Fedea, analiza desde una óptica independiente la situación laboral en España. Junto a él conviven el Observatorio de Competitividad Empresarial de la Cámara de Comercio, el Observatorio de la Productividad y la Competitividad de la Fundación BBVA e Ivie, y el Observatorio de Márgenes Empresariales, proyecto conjunto del Ministerio de Asuntos Económicos, el Banco de España y la Agencia Tributaria.
El sector de medio ambiente y cambio climático ha proliferado notablemente, con observatorios autonómicos en Canarias, Aragón, y Tenerife, así como observatorios especializados en agua, residuos, biomasa, energía eólica y sostenibilidad del regadío. El Observatorio de Descarbonización Rural merece mención especial por su enfoque en dar visibilidad al papel del medio rural en la transición ecológica.
En tecnología y digitalización, el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información convive con el Observatorio de Derechos Digitales, nacido en 2025 para investigar el impacto social y ético de la tecnología y estudiar cómo reducir las brechas digitales, el Observatorio de la Brecha Digital y múltiples observatorios autonómicos y sectoriales sobre competencias digitales.
Pero quizás lo más llamativo sea la existencia de observatorios temáticos altamente específicos como el Observatorio del Flamenco, dedicado a obtener y analizar información sobre la historia, estructura e impacto económico de este arte, el Observatorio de la Muerte de Cataluña, creado para conocer las formas de morir en dicha comunidad, o el Observatorio sobre el Brexit de Castilla-La Mancha, que plantea dudas sobre su pertinencia y sostenibilidad en el tiempo. Dejo a elección de los queridos lectores la utilidad de los mismos.
Tabla 2: Ejemplos destacados de observatorios por función
| Observatorio | Área | Año de creación | Objetivo principal |
|---|---|---|---|
| Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer | Igualdad y género | 2002 | Asesoramiento y evaluación en políticas contra la violencia de género |
| Observatorio de Salud y Cambio Climático | Salud y medio ambiente | 2024 | Vigilancia del impacto del cambio climático sobre la salud |
| Observatorio de las Ocupaciones (SEPE) | Trabajo y empleo | 1986 | Análisis del mercado laboral y necesidades formativas |
| Observatorio de Derechos Digitales | Tecnología | 2025 | Investigación del impacto social y ético de la tecnología |
| Observatorio Nacional contra el Despoblamiento | Demografía | 2021 | Análisis y propuestas contra la despoblación rural |
| Observatorio de la Ciencia Ciudadana | Ciencia e innovación | 2018 | Visibilización y coordinación de proyectos de ciencia ciudadana |
| Observatorio contra el Fraude y Corrupción Sanitaria | Transparencia | 2024 | Prevención del fraude y corrupción en el sistema sanitario |
| Observatorio de la Cadena Alimentaria | Agricultura | 2013 | Mejora de la transparencia en la cadena alimentaria |
Astronomía: una categoría aparte
Mención especial merecen los observatorios astronómicos, que representan una categoría totalmente diferente. España cuenta con observatorios astronómicos profesionales de primer nivel mundial, como el Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, el Observatorio Astrofísico de Javalambre en Teruel (fundado en 2013 con una de las mejores cámaras ópticas del mundo), el Centro Astronómico Hispano de Andalucía en Calar Alto (el mayor observatorio del continente europeo), o el Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando, Cádiz, el observatorio más antiguo de España, constituido en 1753.
Estos observatorios astronómicos tienen objetivos claramente definidos: desde la investigación astrofísica hasta el mantenimiento del patrón de tiempo en España. Además, muchos desarrollan importante labor divulgativa, como el Observatori Fabra de Barcelona, fundado en 1904, o los centros de divulgación astronómica distribuidos por toda la geografía española. La diferencia fundamental con los observatorios sociales e institucionales radica en su naturaleza científica específica, sus objetivos medibles y su contribución tangible al conocimiento astronómico mundial. Este debería de ser el criterio para decidir tener o no un observatorio.
Tabla 3: Observatorios astronómicos vs institucionales
| Característica | Observatorios astronómicos | Observatorios institucionales/sociales |
|---|---|---|
| Naturaleza | Centros científicos especializados | Órganos administrativos |
| Objetivo principal | Investigación astrofísica y divulgación | Análisis de políticas públicas |
| Metodología | Método científico riguroso | Variable según organismo |
| Resultados | Publicaciones científicas verificables | Informes y recomendaciones |
| Transparencia | Alta: datos públicos y publicaciones | Variable: desde alta a opaca |
| Coordinación internacional | Alta: redes internacionales | Limitada o inexistente |
| Evaluación | Revisión por pares constante | Escasa o inexistente |
| Impacto | Contribución mundial al conocimiento | Difícil de medir y verificar |
Los objetivos declarados frente a la realidad
Los observatorios sociales e institucionales declaran, en general, objetivos nobles y necesarios. Según la literatura especializada, estos organismos deben cumplir funciones esenciales para la gestión pública moderna: producción de conocimiento ante la insuficiencia de datos, delimitación de la complejidad social, centralización de información para reducir redundancias, diagnóstico previo a la intervención política, anticipación de tendencias futuras y apoyo a la planificación estratégica.
El Observatorio de la Ciencia Ciudadana, por ejemplo, tiene como objetivos aumentar el conocimiento sobre esta metodología científica, dar visibilidad a los proyectos, facilitar la coordinación entre iniciativas y entender cómo esta práctica está cambiando la relación entre ciencia y sociedad. Son objetivos razonables que, si se cumplen, pueden aportar valor real.
Sin embargo, la realidad dista frecuentemente de estos propósitos fundacionales. Como señala Gómez-Obregón en su análisis crítico, muchos observatorios nacen con grandes anuncios mediáticos, dotaciones presupuestarias significativas y declaraciones institucionales rimbombantes, pero luego experimentan una actividad limitada, producen escasos informes de utilidad real o directamente entran en estado de hibernación indefinida.
El problema de la proliferación descontrolada
La creación de observatorios parece haberse convertido en una respuesta institucional casi automática ante cualquier problema social o demanda sectorial. El fenómeno alcanza proporciones casi caricaturescas cuando encontramos observatorios altamente localizados o temáticamente redundantes. ¿Es realmente necesario que cada comunidad autónoma, e incluso algunas provincias y municipios, dispongan de sus propios observatorios sobre las mismas materias?
Evolución temporal de la creación de observatorios en España
Tabla 5: Evolución temporal de creación de observatorios
| Período | Observatorios creados | Total acumulado |
|---|---|---|
| Antes de 2000 | 15 | 15 |
| 2000-2005 | 35 | 50 |
| 2006-2010 | 48 | 98 |
| 2011-2015 | 67 | 165 |
| 2016-2020 | 95 | 260 |
| 2021-2025 | 130 | 390 |
La multiplicación de observatorios plantea varios problemas estructurales. En primer lugar, la duplicidad funcional: cuando varios organismos de diferentes niveles administrativos realizan tareas idénticas sobre las mismas poblaciones o problemáticas, generándose ineficiencias y costes innecesarios. En segundo lugar, la fragmentación de la información: en lugar de centralizar el conocimiento, la proliferación de observatorios puede dispersarlo, dificultando precisamente lo que debería facilitar.
Distribución de observatorios por nivel administrativo
Tabla 6: Distribución por nivel administrativo
| Nivel administrativo | Número de observatorios | Porcentaje (%) |
|---|---|---|
| Nacional/Estatal | 98 | 25.1 |
| Autonómico | 187 | 47.9 |
| Provincial | 45 | 11.5 |
| Local/Municipal | 38 | 9.7 |
| Interadministrativo | 22 | 5.6 |
Un tercer problema es la falta de coordinación interinstitucional. A pesar de que muchos observatorios declaran objetivos de colaboración y trabajo en red, la realidad es que frecuentemente operan en compartimentos estancos, sin mecanismos efectivos de intercambio de información o metodologías comunes.
Observatorios fantasma y falta de transparencia
Quizás el aspecto más preocupante sea la existencia de lo que podríamos denominar “observatorios fantasma”: organismos formalmente constituidos pero que en la práctica no desarrollan actividad verificable, no publican informes periódicos, no mantienen páginas web actualizadas o directamente resulta imposible encontrar información sobre su funcionamiento.
Tabla 4: Principales problemas del sistema de observatorios
| Problema | Descripción | Gravedad |
|---|---|---|
| Duplicidad funcional | Múltiples organismos realizan las mismas funciones en diferentes niveles administrativos | Alta |
| Falta de coordinación | Escasa o nula comunicación entre observatorios de temáticas relacionadas | Alta |
| Observatorios inactivos | Organismos formalmente constituidos pero sin actividad verificable | Muy alta |
| Opacidad informativa | Webs desactualizadas, informes inexistentes o información imposible de encontrar | Alta |
| Ausencia de evaluación | No existen métricas claras de impacto ni evaluaciones periódicas de efectividad | Muy alta |
| Fragmentación de datos | La información se dispersa en lugar de centralizarse | Media |
| Costes elevados sin justificar | Dotaciones presupuestarias significativas sin resultados tangibles demostrables | Alta |
El propio catálogo del Observatorio de los Observatorios reconoce que en muchos casos “no ha sido posible encontrar información sobre si el observatorio está activo o no, tampoco sobre su actividad”. Esta opacidad resulta paradójica viniendo de organismos cuya misión declarada es precisamente generar transparencia y conocimiento.
La falta de evaluación sistemática de la efectividad de estos organismos agrava el problema. ¿Cuántos observatorios han producido realmente conocimiento útil que haya influido en políticas públicas concretas? ¿Cuántos justifican el coste de su mantenimiento con resultados tangibles? Sin métricas claras de impacto, resulta imposible distinguir los observatorios verdaderamente útiles de aquellos que son meras estructuras burocráticas.
Casos destacados de valor añadido
A pesar de estas críticas, sería injusto no reconocer que existen observatorios que sí cumplen funciones valiosas y generan conocimiento de utilidad contrastada.
El Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal produce análisis detallados sobre tendencias del mercado laboral, necesidades formativas y desajustes entre oferta y demanda, información fundamental para diseñar políticas de empleabilidad efectivas.
El Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer ha desempeñado un papel crucial en la evaluación de políticas contra la violencia de género, la recopilación de estadísticas judiciales y la formulación de recomendaciones que han influido en la legislación española.
El Observatorio de la Calidad del Sistema Español de Universidades de ANECA proporciona análisis rigurosos sobre el estado de la evaluación externa de la calidad universitaria, ofreciendo orientación clara para la mejora del sistema.
Estos ejemplos demuestran que cuando los observatorios cuentan con metodologías sólidas, recursos adecuados, independencia técnica y compromiso real con la producción de conocimiento útil, pueden convertirse en herramientas valiosas para la mejora de las políticas públicas.
La cuestión demográfica
El ámbito de la demografía y despoblación ilustra perfectamente tanto el potencial como los problemas de los observatorios españoles. España enfrenta un desafío demográfico mayúsculo: la despoblación rural ha provocado que tres de cada cuatro municipios hayan perdido población desde 2001, con algunas áreas rurales perdiendo más del 50% de sus habitantes.
Ante esta realidad, han surgido múltiples observatorios: el Observatorio Nacional contra el Despoblamiento, observatorios de despoblación en Guadalajara, el Observatorio por la Repoblación Rural de Castilla y León, el Observatorio y Consejo Social para el Reto Demográfico, y varios observatorios autonómicos de dinamización demográfica. La pregunta es: ¿trabajan coordinadamente? ¿comparten datos y metodologías? ¿evitan duplicar esfuerzos?
La experiencia sugiere que frecuentemente la respuesta es un no rotundo. En lugar de un esfuerzo nacional coordinado con nodos regionales bien articulados, tenemos múltiples iniciativas que operan en paralelo, con el consiguiente desperdicio de recursos y la fragmentación del conocimiento que debería servir para abordar este problema crítico.
La proliferación de observatorios en España responde en parte a intenciones legítimas: la complejidad creciente de los problemas sociales, la necesidad de políticas basadas en evidencias, la demanda de transparencia y participación ciudadana. Sin embargo, como tantas veces ocurre en la gestión pública, la solución puede haberse convertido en parte del problema.
Es necesario un ejercicio urgente de racionalización y evaluación. No se trata de eliminar indiscriminadamente observatorios, sino de establecer criterios claros de utilidad, evitar duplicidades innecesarias, promover la coordinación entre organismos con funciones complementarias y, sobre todo, exigir resultados tangibles.
Los observatorios deberían demostrar su valor mediante la producción regular de informes de calidad, el impacto verificable de sus análisis en políticas públicas concretas, la accesibilidad de sus datos al público y a otros investigadores, y la transparencia sobre su funcionamiento y costes. Aquellos que no cumplan estos estándares deberían ser absorbidos por otros, transformados o directamente eliminados.
También es fundamental establecer mecanismos de coordinación horizontal y vertical entre observatorios que trabajan sobre temáticas relacionadas o complementarias. Las tecnologías digitales actuales permiten compartir datos y metodologías de manera eficiente; no hacerlo representa una oportunidad perdida y un despilfarro de recursos públicos.
Por último, convendría reflexionar sobre si cada nuevo problema social requiere la creación de un observatorio específico o si existen alternativas más eficientes: fortalecer organismos estadísticos existentes, promover la colaboración con universidades y centros de investigación, o simplemente mejorar los sistemas de información pública ya existentes.
España ha construido un ecosistema de observatorios que en su conjunto representa un esfuerzo institucional considerable. La pregunta que debemos hacernos no es si los observatorios son útiles en abstracto —claramente pueden serlo—, sino si la forma específica en que los hemos implementado está generando el valor social que justifica su coste y si no estaríamos mejor servidos con un número menor de observatorios pero más robustos, mejor coordinados y genuinamente efectivos.
Mientras sigamos creando nuevos observatorios como respuesta casi refleja a cada demanda sectorial, sin evaluar rigurosamente los existentes ni coordinar sus actividades, corremos el riesgo de que estos organismos pasen de ser instrumentos de conocimiento a convertirse en parte de la opacidad institucional que pretenden combatir. El Observatorio de los Observatorios, nacido como ironía crítica, cumple así una función inesperadamente útil: recordarnos que incluso las herramientas diseñadas para generar transparencia requieren ellas mismas escrutinio y rendición de cuentas.