Inversión, burbujas y consumo eléctrico. Lecciones del auge de los centros de datos

Ahora mismo tendemos a fijarnos mucho en el volumen bruto de inversión: cuánto se está gastando, en qué sectores, con qué ritmo. Pero ese dato no es suficiente. Lo verdaderamente relevante es el retorno sobre la inversión: qué utilidad real, qué ganancia o qué riesgo trae ese gasto.

Voy a apoyarme en datos actuales para mostrar una dinámica que parece estar transformando no solo la tecnología, sino también la economía energética: el auge de los centros de datos frente a la construcción tradicional de oficinas. Además, veremos cómo esta tendencia se traslada al caso de España (y qué desafíos energéticos eso plantea).

¿Qué muestran los datos de EE. UU.?

¿Dónde va el dinero?

El gráfico que vemos a continuación (derivado del Censo de EE. UU. analizado por J.P. Morgan) compara tres líneas de inversión ajustadas:

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La evolución es clara:

Es decir: se construyen menos oficinas, pero se multiplican los centros de datos, y detrás de ellos hay que reforzar la red eléctrica.

¿Qué papel ha jugado la inteligencia artificial?

Según Michael Cembalest, de J.P. Morgan:

En otras palabras: la IA no solo es un discurso tecnológico, está impulsando dónde se pone el capital.

¿Cuánta presión eléctrica ejercen los centros de datos?

Un dato llamativo: en la región PJM (la mayor red eléctrica regional de EE. UU.), el 70 % del aumento de costes eléctricos del último año se debe a la demanda de los centros de datos.

Por eso no es casual que la inversión en infraestructura eléctrica esté también al alza: para garantizar que esas instalaciones tengan suministro suficiente sin colapsar la red.

¿Hay riesgo de burbuja?

Cuando vemos movimientos tan rápidos en inversión, siempre cabe la pregunta: ¿esto es sostenible o es una burbuja?

Aquí es donde la métrica de volumen (cuánto gasto) se queda corta: necesitamos mirar márgenes, ocupación, costes energéticos, competencia futura, etc.

¿Y qué pasa en España?

Para entender el panorama local, es clave hacer el ejercicio de trasladar esa dinámica a nuestro país.

¿España como polo de centros de datos?

Algunos datos recientes:

Así que España no está al margen de esta tendencia: está siendo un terreno activo en inversiones digitales.

¿Y la demanda eléctrica?

Esta es una de las claves de todo el asunto:

En definitiva: si España quiere acoger ese crecimiento, no basta con construir centros de datos, hay que asegurar que el sistema eléctrico, la regulación y la sostenibilidad estén preparados.

Conclusión: tres lecciones clave

  1. No nos fijemos solo en el volumen, sino en el retorno. Gastar mucho no garantiza éxito.
  2. La inversión en IA y centros de datos está reordenando dónde se dirige el capital, incluso desplazando parcialmente la construcción tradicional de oficinas.
  3. En España tenemos una oportunidad, pero también un riesgo: si no sincronizamos suministro energético, eficiencia, normativa y mercado, ese auge puede volverse un lastre.

En los próximos años iremos viendo cuántos de estos proyectos se convierten en casos de éxito, o cuántos terminan siendo ejemplos de sobreinversión. Pero desde ahora podemos mantenernos alertas: medir no solo lo que se gasta, sino lo que se gana.


Publicado el 29/09/2025 / 5 minutos de lectura / Inteligencia Artificial