Inversión, burbujas y consumo eléctrico. Lecciones del auge de los centros de datos
Ahora mismo tendemos a fijarnos mucho en el volumen bruto de inversión: cuánto se está gastando, en qué sectores, con qué ritmo. Pero ese dato no es suficiente. Lo verdaderamente relevante es el retorno sobre la inversión: qué utilidad real, qué ganancia o qué riesgo trae ese gasto.
Voy a apoyarme en datos actuales para mostrar una dinámica que parece estar transformando no solo la tecnología, sino también la economía energética: el auge de los centros de datos frente a la construcción tradicional de oficinas. Además, veremos cómo esta tendencia se traslada al caso de España (y qué desafíos energéticos eso plantea).
¿Qué muestran los datos de EE. UU.?
¿Dónde va el dinero?
El gráfico que vemos a continuación (derivado del Censo de EE. UU. analizado por J.P. Morgan) compara tres líneas de inversión ajustadas:
- Electricidad / infraestructura eléctrica (instalaciones, transmisión, generación)
- Oficinas (construcción de edificios de oficinas)
- Centros de datos
La evolución es clara:
- La inversión en centros de datos ha crecido exponencialmente en los últimos años.
- La construcción de oficinas, por su parte, ha ido bajando.
- Y la infraestructura eléctrica ha subido también, en parte para sostener esa nueva demanda.
Es decir: se construyen menos oficinas, pero se multiplican los centros de datos, y detrás de ellos hay que reforzar la red eléctrica.
¿Qué papel ha jugado la inteligencia artificial?
Según Michael Cembalest, de J.P. Morgan:
- Desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, el 75 % del rendimiento del S&P 500 proviene de acciones vinculadas a la IA.
- Ese mismo grupo de empresas explica el 80 % del crecimiento de beneficios en ese período.
- Y también representan el 90 % del incremento en inversión de capital (CAPEX).
En otras palabras: la IA no solo es un discurso tecnológico, está impulsando dónde se pone el capital.
¿Cuánta presión eléctrica ejercen los centros de datos?
Un dato llamativo: en la región PJM (la mayor red eléctrica regional de EE. UU.), el 70 % del aumento de costes eléctricos del último año se debe a la demanda de los centros de datos.
Por eso no es casual que la inversión en infraestructura eléctrica esté también al alza: para garantizar que esas instalaciones tengan suministro suficiente sin colapsar la red.
¿Hay riesgo de burbuja?
Cuando vemos movimientos tan rápidos en inversión, siempre cabe la pregunta: ¿esto es sostenible o es una burbuja?
- Las burbujas solo se explican con perspectiva histórica; cuando estallan, todos dirán que “se veía venir”, pero anticiparlas es muy difícil.
- Personalmente, mantengo una actitud prudente: no rechazo el potencial de la IA ni de los centros de datos, pero creo que hay que vigilar los indicadores de retorno, eficiencia y saturación del mercado.
- Si muchos proyectos no alcanzan el volumen de negocio esperado, la inversión habrá sido excesiva.
Aquí es donde la métrica de volumen (cuánto gasto) se queda corta: necesitamos mirar márgenes, ocupación, costes energéticos, competencia futura, etc.
¿Y qué pasa en España?
Para entender el panorama local, es clave hacer el ejercicio de trasladar esa dinámica a nuestro país.
¿España como polo de centros de datos?
Algunos datos recientes:
- El pipeline de centros de datos en España creció un 20 % en solo seis meses.
- Se proyecta que el mercado de data centers en España pase de 2.250 millones de USD en 2024 a unos 4.300 millones en 2030.
- Madrid se ha consolidado como hub principal: tiene 538 MW de capacidad en operación, construcción y planificación, y concentra más de la mitad de la oferta nacional de centros de datos.
- Iberdrola ya empieza a moverse: se propone integrar generación eléctrica renovable con centros de datos, e incluso ha formado una joint venture con Echelon para desarrollar infraestructuras conectadas a su red limpia.
- En Aragón, el fondo Azora planea invertir 2.000 millones de euros en un megacentro de datos.
Así que España no está al margen de esta tendencia: está siendo un terreno activo en inversiones digitales.
¿Y la demanda eléctrica?
Esta es una de las claves de todo el asunto:
- Los centros de datos en España ya consumen una parte significativa de la electricidad. Se espera que ese consumo alcance 26 TWh para 2050, con escenarios intermedios de 12 TWh en 2030.
- Según estimaciones del sector, un crecimiento descontrolado de centros de datos podría comprometer los objetivos climáticos de Europa si esa expansión se apoya mayormente en combustibles fósiles.
- En Europa, los centros de datos ya consumen unos 96 TWh, equivalentes al 3,1 % del total eléctrico.
- España, por su parte, gestiona bien la eficiencia de sus centros: es uno de los países pioneros en incorporar tecnologías de refrigeración avanzadas, sistemas de gestión energética inteligente y uso de energías renovables certificadas (más del 50 % de las compañías españolas de data centers encuestadas afirma hacerlo).
- No obstante, el desafío de coordinar la capacidad eléctrica con la demanda creciente ya es real.
En definitiva: si España quiere acoger ese crecimiento, no basta con construir centros de datos, hay que asegurar que el sistema eléctrico, la regulación y la sostenibilidad estén preparados.
Conclusión: tres lecciones clave
- No nos fijemos solo en el volumen, sino en el retorno. Gastar mucho no garantiza éxito.
- La inversión en IA y centros de datos está reordenando dónde se dirige el capital, incluso desplazando parcialmente la construcción tradicional de oficinas.
- En España tenemos una oportunidad, pero también un riesgo: si no sincronizamos suministro energético, eficiencia, normativa y mercado, ese auge puede volverse un lastre.
En los próximos años iremos viendo cuántos de estos proyectos se convierten en casos de éxito, o cuántos terminan siendo ejemplos de sobreinversión. Pero desde ahora podemos mantenernos alertas: medir no solo lo que se gasta, sino lo que se gana.