Índice de Incertidumbre Mundial: Cómo afecta a España

El Índice de Incertidumbre Mundial (World Uncertainty Index o WUI) ha alcanzado en el primer trimestre de 2025 niveles casi tan altos como durante la pandemia de COVID-19. Este índice, desarrollado por economistas del FMI y la Universidad de Stanford, mide la incertidumbre global mediante el análisis de texto de los informes trimestrales de la Economist Intelligence Unit (EIU). Básicamente, cuenta cuántas veces aparece la palabra “incertidumbre” (y sus variantes) en estos informes y escala este número por la cantidad total de palabras, creando así una medida comparable entre países. El índice se ha disparado antes incluso de que Trump anunciara sus recientes “aranceles del Día de la Liberación”, lo que sugiere que podríamos estar entrando en un período de incertidumbre aún mayor.

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En España, esta tendencia global se refleja claramente. El Índice IESE de Incertidumbre Económica (I3E) muestra un aumento significativo en abril de 2025, alcanzando 137 puntos en una escala de 0-200, un incremento de 42 puntos respecto a marzo. Este aumento se atribuye principalmente a los anuncios de aranceles por parte del presidente Trump y las reacciones internacionales que han seguido. Especialmente preocupante es que la incertidumbre sobre la bolsa española ha subido 59 puntos, situándose en 154 puntos, mientras que la del tipo de cambio dólar-euro ha aumentado 34 puntos hasta llegar a los 152.


La incertidumbre no es solo una sensación: tiene efectos económicos reales y cuantificables. Múltiples estudios han demostrado que el aumento de la incertidumbre reduce la disposición de las empresas a contratar e invertir, y de los consumidores a gastar. Esto se traduce directamente en menor crecimiento económico, como confirman los análisis del FMI que muestran que las innovaciones en el WUI anticipan disminuciones significativas del PIB.

Para España, esto es particularmente relevante. Un estudio del Banco de España revela que los shocks de incertidumbre identificados mediante su índice EPU generan respuestas negativas significativas en el PIB, el consumo privado y la inversión privada. Concretamente:

En un país con tasas de desempleo estructuralmente altas y una economía muy dependiente del sector servicios y el turismo, estos efectos pueden ser especialmente dañinos. La incertidumbre actual podría frenar la recuperación económica post-pandémica y complicar la gestión de la deuda pública.


La medición de la incertidumbre a través de índices como el WUI no es un mero ejercicio académico. Gobiernos de todo el mundo, incluido el español, utilizan estos datos para informar sus políticas económicas. Lo interesante es que estos índices capturan tanto la incertidumbre a corto plazo (como el Brexit) como la de largo plazo (cambio climático, transiciones tecnológicas).

Para las empresas españolas, especialmente las orientadas a la exportación, monitorizar estos índices puede ser una herramienta valiosa para la planificación estratégica. Los sectores con mayores restricciones financieras suelen ser los más afectados por la incertidumbre, por lo que las pymes deberían prestar especial atención.

La incertidumbre actúa como freno económico invisible


Para navegar esta incertidumbre:

Monitorizar el WUI trimestral (publicado por el FMI y Stanford) ayuda a anticipar ciclos económicos.

Diversificar mercados: Solo el 15% de las pymes españolas exportan fuera de la UE, un riesgo clave ante aranceles.

Apostar por energías renovables: BBVA Research estima que sin inversiones en renovables, la luz sería 20% más cara, erosionando competitividad.


Las empresas que mejor navegan la incertidumbre suelen ser aquellas que la convierten en una ventaja competitiva, adaptando rápidamente sus estrategias y manteniendo flexibilidad operativa. En un país como España, donde el tejido empresarial está dominado por pymes con menor capacidad de resistencia, esta capacidad de adaptación puede marcar la diferencia entre sobrevivir o desaparecer. Monitorizar, entender y adaptarse a la incertidumbre es ahora más crucial que nunca para empresas, gobiernos y ciudadanos.

Como dijo Keynes, “no es la incertidumbre lo que paraliza, sino nuestra reacción ante ella”.