Evolución del poder adquisitivo de los españoles: anatomía de una crisis silenciosa

El análisis que se presenta sobre la pérdida de poder adquisitivo de los españoles no es simplemente una crónica económica: es el retrato de una transformación profunda que ha erosionado la capacidad de compra de millones de familias españolas. Los datos oficiales revelan una realidad incómoda que contradice los discursos optimistas -a menudo políticos- sobre la recuperación económica.

La secuencia económica: del estímulo artificial a la factura real

Podríamos analizar un periodo amplio de tiempo, pero creemos que tiene más sentido poner el foco en los últimos 5 años, especialmente con el impacto de la pandemia y las ayudas nacionales y aeuropeas que han venido después. La cadena de acontecimientos desde 2020 hasta la actualidad describe con precisión un fenómeno económico complejo que los datos oficiales confirman rotundamente. La expansión monetaria masiva del Banco Central Europeo a través del Programa de Compras de Emergencia ante la Pandemia (PEPP) alcanzó una dotación total de 1,85 billones de euros, mientras que en España los ERTE costaron al Estado más de 25.000 millones de euros, beneficiando a 4,15 millones de empleados en el momento más crítico.

Evolución de la inflación acumulada en España desde 2020, mostrando el impacto progresivo en el poder adquisitivo Evolución de la inflación acumulada en España desde 2020, mostrando el impacto progresivo en el poder adquisitivo

Esta inyección masiva de liquidez mantuvo artificialmente la demanda mientras la oferta permanecía paralizada, creando las condiciones perfectas para el posterior estallido inflacionario. Como confirma el Banco de España, “la intensa recuperación de la actividad económica tras los peores momentos de la pandemia conllevó un fuerte incremento de la demanda global, generando intensos cuellos de botella en numerosos procesos productivos”.

El impacto acumulativo de la inflación: números que hablan por sí solos

Los datos del Instituto Nacional de Estadística confirman que la inflación acumulada desde 2020 hasta 2024 ha alcanzado aproximadamente el 19%. Esta cifra, aparentemente técnica, tiene una traducción directa en la vida de las familias: lo que costaba 100 euros en 2020 cuesta ahora 119 euros. Y eso se nota mucho en los bolsillos de los españoles a día de hoy.

La inflación alcanzó su pico en julio de 2022 con un 10,8%, pero su efecto más devastador no reside en ese momento puntual, sino en su carácter acumulativo. Según el Instituto Juan de Mariana, esta escalada ha resultado en una pérdida acumulada de poder adquisitivo de 1.230 euros para un hogar con dos trabajadores que perciben el salario medio.

España en el contexto internacional: una anomalía preocupante

Comparativa del crecimiento de salarios reales mostrando el pobre desempeño de España frente a otros países desarrollados Comparativa del crecimiento de salarios reales mostrando el pobre desempeño de España frente a otros países desarrollados

La perspectiva internacional ofrece un diagnóstico aún más crudo. Los datos de la OCDE revelan que España ocupa el cuarto peor puesto entre los 38 países miembros en cuanto a evolución de los salarios reales desde 1993. Los salarios reales españoles han crecido únicamente un 2,76% en treinta años, frente al 30,8% de la media de la OCDE.

Esta comparación resulta especialmente hiriente cuando se contrasta con países europeos similares: Alemania ha registrado un crecimiento del 24,1%, Francia del 28,4%, e incluso Portugal y Grecia superan ampliamente a España con incrementos del 21,2% y 22,5% respectivamente. El contraste es aún más dramático con las economías emergentes del este de Europa, donde Lituania ha experimentado un crecimiento salarial real del 290,3%.

La erosión silenciosa del nivel de vida

El efecto más dañino de este fenómeno es su capacidad para erosionar imperceptiblemente el nivel de vida. Los españoles han perdido un 5,5% de poder adquisitivo desde la pandemia, mientras que los salarios nominales, paradójicamente, han aumentado. Esta contradicción aparente explica por qué muchos ciudadanos perciben una mejora económica estadística que no se corresponde con su experiencia personal. Aquí podemos recordar el caso del Salario Mínimo Profesional que, a pesar de la subida, el beneficario cobraba menos tras los impuestos debido a la necesidad de declarar los ingresos.

La inflación ha actuado de manera desigual, castigando especialmente a los hogares de menores ingresos. Los alimentos han experimentado un incremento del 37,9% desde 2018, mientras que la energía ha subido un 32% desde marzo de 2020. Estos sectores representan una proporción mayor del gasto en las familias con menos recursos, amplificando el impacto de la inflación en los sectores más vulnerables.

Indicador Valor
Inflación acumulada 2020-2024 19%
Pérdida poder adquisitivo desde pandemia 5,5%
Incremento precios alimentos 2018-2024 37,9%
Pérdida poder adquisitivo hogar medio 1.230 euros
Posición España OCDE salarios reales 4º peor

Las consecuencias en el consumo y el ahorro

El impacto de esta pérdida de poder adquisitivo se manifiesta claramente en los patrones de consumo. Según el Observatorio Cetelem, el 74% de los consumidores españoles afirma que su economía se ha visto afectada por la inflación, descartando compras previstas. Los viajes ocupan el primer lugar entre las compras descartadas (30%), seguidos de smartphones (24%) y coches nuevos (21%).

La inflación también ha erosionado el valor de los ahorros familiares. Entre 2018 y 2024, ha reducido en 127.000 millones de euros el poder adquisitivo de los depósitos bancarios de los hogares españoles. Esta cifra representa una transferencia silenciosa de riqueza desde los ahorradores hacia otros sectores de la economía.

La paradoja del crecimiento sin bienestar

España presenta la paradoja de ser líder en creación de empleo mientras ocupa posiciones de cola en la evolución de los salarios. Esta contradicción explica por qué los resultados macroeconómicos positivos no se traducen en una mejora percibida del nivel de vida para quienes ya estaban empleados. Como señala un análisis de Funcas, “hay más ocupados, pero cada uno de ellos tiende a ganar menos, una vez descontada la inflación”. Esta constatación explica la contradicción aparente entre el crecimiento económico español y la sensación individual de deterioro del nivel de vida que dan las encuestas.

La responsabilidad de las políticas públicas

Las políticas implementadas durante la pandemia, aunque necesarias para evitar un colapso económico inmediato, han tenido consecuencias a largo plazo que ahora se manifiestan en forma de pérdida de poder adquisitivo. La expansión monetaria sin precedentes y los estímulos fiscales masivos han creado las condiciones para el episodio inflacionario posterior y se baraja la llegada de una posible burbuja.

El Tribunal de Cuentas ha identificado irregularidades en la gestión de los ERTE que afectan a 278.757 empresas y 1,7 millones de trabajadores, poniendo en evidencia que la urgencia de la respuesta sanitaria comprometió los controles habituales.

Perspectivas futuras: ¿recuperación o estancamiento?

Los datos más recientes sugieren una lenta recuperación del poder adquisitivo. La OCDE señala que España experimentó un crecimiento del poder adquisitivo del 1,9% en 2024, aunque esta mejora no compensa la pérdida acumulada de años anteriores. En comparación con 2019, el poder adquisitivo sigue siendo un 1% inferior.

Sin embargo, esta recuperación es frágil y desigual. Los salarios reales en España han crecido sólo un 2,76% en treinta años, el cuarto peor desempeño de la OCDE. Esta cifra sugiere problemas estructurales que van más allá de la crisis coyuntural de la inflación.

La evolución del poder adquisitivo de los españoles durante estos años representa la crónica de una crisis silenciosa que ha erosionado el nivel de vida de millones de familias. El análisis presentado inicialmente sobre las consecuencias del estímulo masivo y su posterior factura inflacionaria ha demostrado ser no solo certero, sino profético: los españoles estamos pagando ahora, en forma de menor capacidad de compra, las políticas extraordinarias implementadas durante la pandemia.

Esta situación plantea interrogantes fundamentales sobre el modelo económico español y su capacidad para generar prosperidad real, más allá de los indicadores agregados. La recuperación del poder adquisitivo requerirá no solo el control de la inflación, sino reformas estructurales que impulsen la productividad y la competitividad de la economía española en el contexto internacional, además de la adecuada gestión de las pensiones, que sigue siendo el elefante en la habitación de la economía española.


Publicado el 08/10/2025 / 7 minutos de lectura / España